Cuando se visita el doctor, en este caso al dentista, en una sala de espera siempre puede esperarse cualquier cosa; te venden revistas Atalaya, aparece alguien pidiendo para un transparente de medula osea, un desgraciao carajito saltando de silla en silla, dos azoras mujeres que no se callan hablando de sus vidas, un viejo peleando porque no acaba de empezar la consulta de su doctor y por supuesto los muchos que se duermen de boca abierta, babeo y ronquido incluido.
Mi amigo Edgar, mientras se consultaba con su dentista capto estos señores que parecían tener un torneo a ver quien encontraba primero a Morfeo. El grotesco bigote del señor trajeado era tan prolongado como la espera, de todas formas el bigote eclipsaba cualquier otra cosa esa tarde; todos olvidaron el nerviosismo que provoca los sonidos que salen del consultorio del dentista por la hipnosis causada por el Sr. bigotón.
4 comentarios:
Aco che!!! pero señore´...
No solo el bigotazo, date las MEDIAS BLANCAS y el con pantalon y zapatos negros.--
pipo que bigote jajajaja!
jejejeje, q boceto.
A eso le llamo un bigote de brocha
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