Por más que uno brinca... uno muere ahí si tiene la fortuna de ver llegar la vejez. No importa cuantas horas de tu día sean destinadas al gimnasio, a faciales y a cuidarte; por muy inorgánica que sea tu alimentación llega el momento en que hay que dejar las cosas de la juventud a la juventud y vivir a plenitud la aventura de envejecer con dignidad.
n, cuando los años dicen voy pa´alla no hay pa nadie.
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