Adoro ver las personas dándose golpes de pecho y señalar a los demás, sobretodo porque cuando señalan apuntando con su índice, olvidan un pequeño detalle, hay tres dedos propios que se devuelven y los señalan. Escandalizarse ante el chisme es una actitud honesta. Es alarmante que ocupe el chisme más espacio que la cultura y que encima le vaya tan bien. No solo hablo de la farándula, si una noticia contiene ingredientes de chisme derrota cualquier noticia que lo enfrente por mas trascendental que sea. Un chisme bien articulado es de lo que va hablar la gente en el trabajo, en la cena, en las reuniones. Quejarnos por tanta producción de chismorrea colectiva, echarle la culpa a los medios que lo promocionan a costa de captar público, parece no servir de mucho. El chisme gana adeptos y avanza vertiginosamente. El chisme no se aprende en la escuela ni en un manual, es parte de saber, un saber de forma degradada, pero saber al fin. Tristemente ninguna obra literaria del género que fuere tiene la capacidad y eficacia de producir cambios en el interior de una familia y la sociedad en general como un maldito chisme. Tiene un efecto corpóreo casi igual al que produce un buen chiste.
El chisme tiene las características y la connotación que lo convierten en la envidia de muchos que dedican su tiempo a actividades dignas; su rápida transmisión produce un interés casi colectivo, algo que no logra la física quántica, la religión o cualquier descubrimiento científico. No podemos decir que el chisme triunfa y es popular porque se basa en lo más bajo que lo compone, eso es darle poder absoluto.
El chismoso en su afán de compartir su chisme produce alianzas, complicidad entre quienes lo disfrutan, encierra el irrespeto y profanación del principal placer de cualquier secreto: la posibilidad de ser revelado sin remordimientos. Traspasa todas las clases sociales sin hacer diferencias de títulos nobiliarios, raza, sexo, religión y mucho menos nivel académico. Descubrir la intimidad de otros despierta atención en forma natural e inconsciente. No lo nieguen.
A muchos chismes les deben muchos el no seguir reverenciando un sacerdote hipócrita y fornicador , propiciar la destitución de un líder por una infidelidad presidencial que hizo tambalear la primera potencia, un watergate, un Sunland un Renove, una princesa sin corona etc.…No por eso he de proponer sindicalizar el chisme ni confundirlo como una denuncia provocadora. Es como un reportaje que vi denunciando la poca higiene en algunos lugares de comida, sin embargo al no decir cuales confiere la responsabilidad a todos los centros de comida, convirtiendo la noticia en chisme que perjudica tanto a los que son como a los que están.
No abogo por la práctica del chisme, pero practicando el cinismo es oportuno agradecer a la indiscreción que genera, el hecho de recordarnos que nuestro jefe, la casta vecina, los famosos que como todo el mundo, tienen deseos, meten la pata y hacen mil tonterías. A los intocables los hace tocables y los acerca, humanizándolos, quita mascaras, vuelve vulnerables a ídolos falsos, actúa cual antídoto contra idealizaciones insostenibles y pretenciosas. Nos recuerda que todos, sin excepción, tenemos la condición de ser victimas o victimarios de los prejuicios que subyacen siempre operando en nuestro subconsciente.
1 comentario:
recojela Yul q la has botao
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